martes, 24 de mayo de 2016

OTOÑO



Es otoño … todos se ponen de mal humor, hay que comprar abrigos y bufandas nuevas, impermeabilizar las azoteas, cuidarse de las gripes, cerrar ventanas, ya no poner a secar la ropa en el tendedero porque el ventarrón de otoño es un ladrón que jala parejo, igual se lleva las sábanas de lino que los calzones de algodón, los calcetines con agujeros  y hasta la cobijita del perro.
Todos andan con sus tazas de café de cafetería súper cara, esa de moda, donde te cobran un ojito de la cara por una taza de agua caliente con endulzante químico que primero era insecticida pero que vendido en sobrecitos bonitos dicen que no engorda.
Todos andan con sus abrigos negros y sus caras de ogros serios … todo porque ya es otoño.
Y yo  no entiendo por que andan todos molestos, me salgo al patio enredado en una bufanda de colores, suavecita, algo chueca, la que tejí con mi abuelita, y agarro bien mi jarrito de champurrado y me siento bajo el árbol a que me acaricien las hojitas de colores que regala el otoño, son como pajaritos recién nacidos aprendiendo a volar, son mariposas salidas de quien sabe donde, y quien sabe a donde van.
Se me pone roja la nariz como si le diera pena recibir besitos esquimales del viento travieso que ya me empuja y ya me jala, como si bailáramos un tango …
Yo no entiendo a los grandes, no quiero vestirme de negro y poner cara de ogro serio, ni beber menjurjes caros, o cerrarle en la cara la puerta al otoño.
Yo quiero que me salgan alas de colores y hacerme uno con el viento, arrancar la ropa de los tendederos, convertir el follaje en pajaritos y mariposas … irnos a quien sabe donde … donde no nos pongan caras y haya cielos abiertos sin  aviones ruidosos ni horribles rascacielos.
Autor: Elizabeth Segoviano ©copyright 2016 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS


No hay comentarios:

Publicar un comentario